martes, 17 de mayo de 2011

Qué poco rato dura la vida eterna..

¿Acaso sabes lo que es tener inquietudes por algún aspecto de la vida?

No creo; que tú ya tienes suficiente con ser tú, con pensar como tú…
Deja todo eso a un lado hombre; la forma es efímera, mientras que la composición es permanente. Parece mentira. Parece mentira que a estas alturas de la vida esté una niña dándote clases de comportamiento y educación, pero te vendrán bien.
Luego vienen los reproches; y más tarde vuelves tú.
Yo estoy cansada, y hoy no voy a ningún lado.


Ojalá pudiera volver a respirar el aire que me llenaba los pulmones de felicidad, ojalá.

lunes, 16 de mayo de 2011

No decía palabras

No decía palabras,
acercaba tan sólo su cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe.

Mitad y mitad; sueño y sueño, carne y carne;
Iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,
Porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.

Luis Cernuda




domingo, 15 de mayo de 2011

No quiero que te vayas..


No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar. Me estoy sintiendo
vivir cuando me dueles
no en ti, ni aquí, más lejos:
en la tierra, en el año
de donde vienes tú,
en el amor con ella
y todo lo que fue.

En esa realidad
hundida que se niega
a sí misma y se empeña
en que nunca ha existido,
que sólo fue un pretexto
mío para vivir.

Si tú no me quedaras,
dolor, irrefutable,
yo me lo creería;
pero me quedas tú.

Tu verdad me asegura
que nada fue mentira.

Y mientras yo te sienta,
tú me serás, dolor,
la prueba de otra vida
en que no me dolías.

La gran prueba, a lo lejos,
de que existió, que existe,
de que me quiso, sí,
de que aún la estoy queriendo

Pedro Salinas

young love

sábado, 14 de mayo de 2011

Hoy me siento bien.

Un día mi madre me dijo:
- Cuando tengas paciencia, el tiempo te dará la razón.


Y así es, a día de hoy, puedo decir que he perdonado al tiempo, y quizá él también lo haya hecho.

Hoy es uno de esos días en los que río por reír, y me brillan los ojos porque sí.

Hoy te tengo a tí, les tengo a ellos. Hoy tengo todo lo que un día soñé. Soy feliz.

Hoy me siento bien.

jueves, 12 de mayo de 2011

Cógeme de la mano.

No me sueltes hasta que no te lo diga. Véndame los ojos y llévame al sitio de siempre. Ponme aquél fragmento de la película que tanto me gusta. Tataréame nuestra canción. Písame los pies con cuidado mientras bailamos. Cógeme de la cintura y abrázame con cariño. Susúrrame al oído que no me dejarás sola nunca. Regálame una rosa en un día no especial, seca mis lágrimas y ríete de mi risa y no tengas miedo...

Cuéntame tus sueños aunque no salga en ellos, confía en mí, sabes que no te fallaré, haz una cuenta atrás de los minutos que quedan para que volvamos a estar juntos, dime que me echas de menos aunque esté a tu lado.

Prométeme que me besarás bajo la lluvia. Dime que me calle cuando me vaya del tema. Sóplame cuando tenga calor y protégeme cuando tenga frío. Háblame bajito por la noche para que duerma escuchando tu voz.

Mírame a los ojos y dime con la mirada lo que nadie nunca ha sido capaz de decirme con palabras.


miércoles, 11 de mayo de 2011

Corazón oxidado

El corazón de una mujer que ha pasado recientemente por una ruptura sentimental es como el de un niño que se ha caído de una bicicleta...

Volverá a subirse, volverá a disfrutar y a pedalear..



Pero al igual que las viejas pieles rusas de mi abuela, necesita tiempo..

martes, 10 de mayo de 2011

¿Sabes cuál es el sentimiento más bonito de esta vida?


El amor


Nos complicamos para no sentirlo, cuando lo tenemos al alcance de la mano. Damos todas las vueltas necesarias para alejarnos de él, y echamos a correr si vemos que se dirige a nosotros desesperadamente en busca de un cobijo que le guarde del frío.


Y ahí está él mirandote como jamás nadie te ha mirado...


Pero por miedo a no arriesgar, miramos a otro lado..

lunes, 9 de mayo de 2011

Que me arrastre el viento..

Era guapísima, pensó. La mujer más guapa del mundo. Un vestido negro, escotado por detrás, el pelo recogido en la nuca. Unos ojos grandes e inteligentes que lo miraron de esa manera singular con que miran algunas mujeres, como si se pasearan por dentro de ti, escudriñándote cada rincón, y esa certeza te erizara la piel. No sabía cómo se llamaba, ni quién era. Ni siquiera si estaba con otro. Pero comprendió que era ella. Así que venció el nudo que se le había hecho en la garganta y dijo aquí te la juegas, chaval, te juegas el resto de tu vida, y a lo mejor haces el ridículo más espantoso; pero sería peor no intentarlo. Así que se fue derecho hacia ella, recorriendo esos cinco últimos metros que ningún hombre inteligente franquea si no son los ojos de la mujer los que invitan a recorrerlos. Hola, me llamo tal, dijo. Y no me perdonaría nunca dejarte salir de mi vida sin intentarlo. Ella lo miró despacio, evaluando su sonrisa algo tímida, la manera sencilla que tenía de estar de pie ante ella, encogiendo un poco los hombros como diciéndole ya sé que lo hemos visto muchas veces en el cine y por ahí, pero no puedo evitarlo. Te pareces a esas cosas que uno sueña cuando es niño.

Lo consiguió. La felicidad le estallaba dentro y el mundo y la vida eran una aventura maravillosa. Bailaron, rieron. Compartieron sus mundos e hicieron que éstos empezaran a fundirse el uno con el otro. Música, cine, viajes, libros. Tiene cosas que yo necesito, pensó. Cosas que a mí me faltan. A veces se quedaban callados, mirándose un rato largo, y ella sonreía un poco, casi enigmática. Quizá se sienta como yo me siento, pensó él. Tocó su piel, rozándola con precaución al principio. Acercaron los rostros para conversar entre la música, acarició su cabello, respiró su aroma, asimiló cada registro de su voz. Algo hice para merecerla, pensó de pronto. Los años de colegio, la facultad, el trabajo, la lucha por la vida. Sentía que era un premio especial; que una mujer así no caía del cielo a cambio de nada. Eso lo hizo sentirse más seguro, más cuajado y adulto. Y en sólo unas horas, maduró. Se hizo lúcido y se dispuso a merecerla.

Llegaron las campanadas. Ding, dong. Todos bailaban y reían, brindaban, chocaban las copas salpicándose de champaña. Feliz 2001. Feliz año nuevo. Él nunca había sido muy sociable; tenía sus ideas sobre las fiestas de año nuevo en general y sobre la Humanidad en particular, y no eran ingenuas en absoluto. Sin embargo, aquella vez amó a sus semejantes. Los habría abrazado a todos. Con la última campanada ella se quedó mirándolo en silencio, la copa en la mano, la boca entreabierta, y él se inclinó sobre sus labios. Sabían a champaña y a carne tibia, y a futuro. Alrededor los amigos aplaudían y bromeaban sobre el flechazo. Ellos seguían mirándose a los ojos y se besaron de nuevo, ajenos a todo. Y más tarde, rozando el alba, la acompañó a su casa. Se besaron de nuevo en el portal, mucho rato, y él regresó a casa caminando en la luz gris del amanecer, las manos en los bolsillos, sintiendo deseos de dar pasos de baile, como en las películas. Estaba enamorado.

Pasaron los meses y se amaron con locura. Ella estaba en el último año de carrera; él, a punto de conseguir el trabajo soñado durante muchos años. Viajaron juntos y hubo un verano maravilloso, el mar, los paseos por la playa, las noches cálidas. Cuando estaban juntos apenas necesitaban otra cosa. Ella se le aferraba, jadeante, sus ojos muy abiertos cerquísima de los suyos, abrazándolo como si pretendiera hundírselo para siempre en las entrañas. Te amaré toda mi vida, dijo él. Me parece que deseo un hijo, dijo ella. Que se parezca a ti. Que se nos parezca. El mundo era una trampa hostil, pero podía ser habitable, después de todo. Era posible, descubrieron sorprendidos, construir un lugar donde abrigarse del frío que hacía allá afuera: un refugio de piel cálida, de besos y de palabras. A veces se imaginaban de viejos, con nietos, libros, un pequeño velero con el que navegar juntos por un mar de atardeceres rojos y de memoria serena.

Aquel año consiguió el trabajo por el que había luchado toda su vida. Un puesto de responsabilidad en una multinacional importante. El primer día que fue al despacho, al llegar a su mesa situada junto a la ventana con una vista maravillosa de la ciudad, pensó que había llegado a algún sitio importante, y que el triunfo también era de ella. Tenía que compartir ese momento, así que descolgó el teléfono y marcó el número de la casa donde ahora vivían juntos. Estoy aquí, lo he conseguido. Estoy en la cima del mundo, dijo. Y te quiero. Mientras hablaba sus ojos se posaron, distraídos, en el calendario que estaba sobre la mesa: martes 11 de septiembre. Luego se volvió a mirar por la ventana. El día era hermoso, los cristales de la otra torre gemela reflejaban el sol de la mañana, y un avión enorme se acercaba volando muy bajo.

domingo, 8 de mayo de 2011

La princesa que buscaba marido

Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día.

Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro, al primer frío la mitad se fue; cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad; cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.

Habían empezado el primero de enero. Cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un jóven.Todos los demás se habían ido cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días.

Castillo de Neuchwanstein
La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba, empezó a mirarlo, pensando que quizás ese hombre la quisiera de verdad.

Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre; y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida. Le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera.
Entonces le dijo al rey:

- Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es el hombre que de verdad me quiere.

El rey se puso contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e incluso le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.

Todo estaba preparado; el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:

- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?

Y el hijo contestó:

- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi amor, ¿verdad madre?

Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte de sufrimiento, el otro no lo hace es, porque todo se ha terminado.

Hay que saber cómo y cuando abandonar.

viernes, 6 de mayo de 2011

A sonreír se aprende habiendo llorado mucho.

Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final.

 A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito. Es inefable. Pásate varios años con demasiadas ilusiones sin cicatrizar, y a todos tus sueños les acabará saliendo una arruga. Y como no los vayas revisando y actualizando de tanto en tanto, algún día te verás explicándoles por qué ya no pueden salir a la calle vestidos de marinerito.


Pero hoy no quiero hablar de sueños. Sino de sonrisas. Y hay muchísimas maneras de estirar la boca.

Para empezar, uno puede sonreír para sí mismo o puede sonreírle a otro.

Se trata de sonrisas completamente distintas, sobre todo porque mientras la primera es por donde se escapan ideas alegres y recuerdos indelebles, la segunda constituye el símbolo universal de la complicidad.

En este último caso, muchos aseguran que dedicarle a alguien tus labios puede resultar tan contagioso como un bostezo en el metro.

Luego están las sonrisas que enseñan los dientes y las que se hacen las interesantes. Nada que ver las unas con las otras. Creo recordar haber leído que el ser humano, junto a algunos primates, es el único animal del planeta que no enseña los dientes como señal de defensa o agresividad, sino justamente de todo lo contrario.

A partir de ahí, todas las demás. Sonrisas de idiota y sonrisas de listillo. Sonrisas falsas, sonrisas malignas, sonrisas tímidas, arrogantes, sonrisas payasas y sonrisas desesperadas. Sonrisas que invitan a un primer paso y sonrisas que declinan toda invitación. Sonrisas verticales, horizontales, de medio lado, de medio pelo y hasta en diagonal.

El catálogo de sonrisas humanas se complementa con formas de bocas, accidentes faciales y jardines dentales, hasta crear las infinitas combinaciones que, en teoría, y sólo en teoría, deberíamos estar presenciando continuamente. Y es que una variable clave dentro de esta inusual ecuación consiste en el momento en el que decide hacerse presente. Para cualquier otra expresión física, hay que tener muy en cuenta cuándo se manifiesta. Para la sonrisa, no.

Da igual la situación en la que te encuentres, una sonrisa bien dibujada siempre te va a ayudar, a ti y seguramente a los demás también. Sí, incluso en un tanatorio, en un accidente y en una ruptura sentimental.

Para terminar, matización importante. No confundirse. Sonreír no tiene nada que ver con reír. Simplemente comparten letras. La sonrisa crece. La risa estalla. La sonrisa calla. La risa berrea. La sonrisa escucha. La risa habla. Pero si se puede sonreír incluso mientras se llora. Con eso está todo dicho. De cualquier modo, si hay algo que realmente me fascina del acto de sonreír es lo mucho que se obtiene frente a lo poco que cuesta. Lo poco que abunda frente a lo gratis que es.


Lo bien que conozco el teorema. Lo poco que me lo sé.


jueves, 5 de mayo de 2011

Y sí, aquí está ella, mirándome con los ojos como sólo ella sabe mirarme; haciéndome sentir única, especial, interesante. Posiblemente aguantando lo que nadie tiene la necesidad ni la paciencia para hacer, dándome un sorbo de alivio y una pizca de compasión mientras le cuento que lo he perdido TODO, y que quiero que vuelva a confiar en mí porque sólo me queda ella.
Y sin más dilación, ella me responde que sí, que me ha echado de menos todo este tiempo; y no me queda más remedio que echarme en sus brazos y pedirla perdón tantas veces que no pueda ni contarlas.
Llamarla de nuevo amiga quizá sea como ir al paraíso, como resucitar después de morir.


***


Y así fue. Después de todo el daño causado, AMIGA. Una palabra que se dice pronto, pero que cuesta conseguir. Una palabra que va más allá de cinco letras. Significa afección, lealtad, amor, confianza, bienestar, felicidad, complicidad… AMISTAD es una mano tendida cuando la necesitas, es un último ánimo que te empuja, es un aplauso que te elogia, una mirada que te comprende, un dar sin esperar recibir nada a cambio… En fin, es lo que faltaba en mi vida, y tú has sabido completarlo.

Me siento afortunada por todo lo que tengo a mi alrededor. Te tengo a ti, uno de los pilares fundamentales que sostienen mi vida. Si tú te vas, posiblemente me derrumbaría y caería al abismo. Pero tú, AMIGA, siéntete también afortunada por tener la familia que tienes porque darían cada una de ellas su vida por ti: una madre fuerte, una hermana prudente, otra valiente y la última complaciente.

Prometo que trataré de recuperar cada segundo perdido, trataré de provocar una sonrisa por cada lágrima derramada, y una victoria por cada derrota; porque tú y yo somos invencibles ante cualquier obstáculo y adversidad. Somos firmes como el mástil y libres como la vela, y esto será lo que nos ayude a creer en nosotras cada día; a creer que no somos dos, sino una. Recuerda que somos inseparables.

Para mí eres necesaria como lo es una flor para la primavera, como lo es la sangre para las venas. Aun así siento que no te he podido decir todo lo que te necesito cada día y todo lo que te quiero, pero todavía tengo tiempo. Tengo las 24 horas de cada día…

Me queda toda una vida entera por demostrarte, por quererte, por mimarte, por ayudarte, por abrazarte, por achucharte… nos queda toda una vida juntas. Pero, ¿sabes? A veces tengo miedo…temo fallarte de nuevo, pero lucharé porque así no sea.

Somos amigas, pero quizá seamos más que eso. Te has convertido en una parte de mí. Eres los ojos con los que miro, la boca con la que hablo, el espejo en el que me reflejo, la sonrisa que me ilumina y los pasos que me guían.

Déjame demostrarte día a día lo que la amistad significa.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Cierra los ojos y vuelve a dormir, hoy no despiertes...


Esperate a mañana..

Sólo muere lo que olvidas.

Parece mentira, pero ya pasó.
Ya se acabó. Ya no hay ansiedad ya no hay nudo; no estás y no hay ganas de llorar. Ya no hay miedo al andar por las calles. Ya no hay miedo ni de encontrarte. Ya no hay por qué esquivar. Ya no lo siento. Ya no miro atrás. Ya no añoro. Ya no estás.

Que ya pasó. Parece mentira. En algún rincón, entre tu espalda y mi pecho, voló. Tu trozito de mí se marchará a otro cuerpo, y a otro corazón. Marchó, casi no avisó; desapareció. Cogió tus recuerdos y voló. Y se llevó tu trozo de sofá, tu huella, tu ruido, la ansiedad, tu trozito de acera con mi miedo, mi quizás, tu boca de cristal...la playa con el mar. Se marchó con cada momento. Ya olvido todo y nada recuerdo. No duele al despertar, ni cuesta respirar, ya se llevó mis ganas de pensarte y de soñar. Ya no sueño que regresas, ya no. Ahora vivo mi sueño, y no eres tú. Parece mentira pero ya pasó, ya se acabó. Ya no hay ansiedad. Ya no hay nudo ni ruido. Ahora estás y no hay ganas de temblar. Ya no hay miedo al mirar hacia alante, ya no hay miedo.

Mirar.
No encontrarte ya.
No necesitarte más.

Y así es. Ya no hay más. Ya nunca habrá nada más. Ya no ocupas lugar. Ahora vivo mi realidad.

martes, 3 de mayo de 2011

Beso en la frente, sal en la herida.. Y a volar

Hoy volaré, porque estoy cansada de pedir perdón al mundo a cada minuto.


Estoy cansada de rogar que me prestes tus brazos para rodear mi cuerpo e imitar un falso abrazo.

Estoy cansada de esperar cualquier cosa a tiempo o un saludo desinteresado.

Estoy cansada de no ser yo y de fingir quien tú quieres que sea.

Estoy cansada de ocultar mis pasos; y de borrar mis huellas me he cansado. 

Estoy cansada de que me escupas palabras en la cara.

Estoy cansada de que el cariño y la amistad sean los últimos de la fila y que nunca lleguen a tiempo.

Estoy cansada de tener que rebatir cada discurso tuyo, y darme cuenta que nadie escucha. 

Estoy cansada de tener que justificarla.

Estoy cansada de saber que la razón hoy está de mi parte.

Estoy cansada de cansarme; y me cansa saber que, pese a todo, de aquí no voy a moverme.

lunes, 2 de mayo de 2011

Me olvidé de poner en el suelo los pies, y me siento mejor.

Un miércoles aparentemente normal.

Abrí los ojos, todavía asustada por las imágenes que formaban parte de aquel sueño; de nuevo tú. Una y otra vez te recordaba; una y otra vez soñaba que todavía estabas, pero tenía que ser fuerte. Tú te habías marchado, y yo necesitaba proponer un cambio en mi vida: ser mujer. Ser mujer y dejar de ser la niña que un día decidiste abandonar…

Hice una lista de retos...

El primero era vivir a mi manera, ¡conseguido! Hice todo aquello que no pude hacer durante 21 meses. Disfruté de mis amigos y conocí a mucha gente...

Mi segundo reto, retarme a mí misma, y así fue. Descubrí que podía aprovechar cosas de mí que jamás había aprovechado. Intenté conocerme a mí misma, para poder dar todo de mí.

Ásí también, necesitaba proteger mi gran fragilidad. Para ello ideé un nuevo antimoscones, eficaz al cien por cien. A las pruebas me remito, algunos murieron en el intento...

Sabía que mientras yo jugara, nadie podría hacerlo conmigo; pero mis planes se torcieron. Llegaste tú, y todo mi mundo se puso boca abajo.

Y es que justo cuando parece estar todo en mis manos, éstas se deshacen y se escurren entre mis dedos. Conviertes todo a tu antojo, como si ya no tuviera poder sobre mí; como si aquello que un día ideé no tuviera efectividad contigo. Será cierto que tu naturaleza es distinta y ningún antimoscones acabará contigo; será cierto que al fin alguien merezca la pena.

¿Sabes?, puede ser que el caos se convierta en una dulce forma de vida…