sábado, 6 de agosto de 2011

Mi mercurio favorito. Tú.

¿Sabes? Se acabó; se acabó para siempre, para SIEMPRE. Se acabó el sufrimiento, las lágrimas desmerecidas derramadas; se acabó el despecho, la incertidumbre, se acabó el desamor. Todo eso se acabó.

Ahora se avecina una nueva vida SOLA. Sí, no tengas miedo a decir esa palabra porque es menos egoísta que él. Que estés sola no quiere decir que estés vacía. Mírame a mí, mi corazón está lleno de momentos, y quizá más lleno que antes. Antes mi vida se basaba en él, en cada paso que daba, en cada sonrisa que regalaba, en cada frase que pronunciaba.

Ahora mi vida es más completa; ya no gira en torno a él, gira en torno a mí; yo soy el sol, y mis planetas están alineados tal y como yo quiero que estén. En estos momentos, por muchas razones que ambas conocemos, tú eres “mi mercurio” favorito.

Ya no vale ensuciarse las rodillas para pedir perdón o para rogar que vuelva; ya no vale ni siquiera que te duela cuando se marcha. Ya no vale que esperes con los brazos abiertos, ni un absurdo perdón, ya no vale nada. Con el tiempo te darás cuenta que los perdones no sirven de nada, que las personas nunca cambian. Con el tiempo te darás cuenta de que esa vida no te merecía.

Por muy largo y duro que sea el camino a partir de ahora, por muy rocoso que sea el sendero, yo intentaré ponértelo más fácil a cada paso.

No te maltrates más. Piensa que esa vida no era para ti; y créeme, a pesar de todo, esta vida no está tan mal como la pintas.

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